8 de diciembre de 2008

Desencuentro a las doce estrofas

I

Pasaste y no te vi

ni me viste al cruzarme

Gritaste y no te oí

ni me oíste llamarte

Solos o no solos

esperé y esperaste


II

Pensaste en mi y te pensé

Te imaginé tal cual tú eres

de forma tal que con apenas verte...

no vacilaría

O si luego de pensarme tal como soy

me hubieras visto...

¿Acaso dudas?

Sobrarían las palabras

compartiríamos secretos de inmediato

y aquí no estaría yo hablando solo

ni tú quien sabe dónde

detectando mis susurros en el aire


III

Me amaron amaste te amaron amé

Y siempre nos faltaba eso

que fueras vos y que yo fuese

simplemente

que fuéramos

que fuésemos


IV

Caminé destinado a desconocer

a esa mujer a mí predestinada

a no conocerme

como estabas...

Buscándome mientras yo no te hallaba

Solos o no solos

Yo diciendo a una y otra: –No eres tú

Y por otra calle comprobabas

que cada uno de ellos

no era yo


V

Mis ojos te han vislumbrado en su entelequia

y tal vez te conozcan más que tú misma

Inútiles han sido los espejos

y no sé cómo soy

pues jamás me he contemplado en tu mirada


VI

En adecuada forma

se tiene persistente la esperanza...

Puesto que a ti se asemejaban

aspiraba creer que al fin serías

Y por ser parecidos a tu idea

aguardabas que aquellos fueran yo

Entonces el tiempo era cuantioso

y el fuego y la soledad y extrañarnos...

Mucho, tanto, siempre



VII

Desesperaba añorando

y pensé: ¡Aun no ha nacido!

Solo o no solo

Me dije también, yéndose el tiempo:

si no ha nacido aun, ya no hay remedio

Mas en el aire andaba tu perfume

y valoré su vuelo a mis entornos

como aquello de ti que he aceptado de otras

Por eso amaste en ellos

lo agradable de mí



VIII

Si el destino no fuera tan ingrato

y te trajera aunque fuese ante mi muerte

O me llevara a ti

aquél ultimo día de espera infructuosa...

Podría yo perdonarlo

y hasta no reprocharle

al destino

No habernos puesto cara a cara anteriormente



IX

¡Te habría amado tanto!

estoy seguro

¡Tanto me habrías amado!

Que dudaríamos cupiera esa inmensa alegría

en un sólo mundo

en un único instante

Y hasta se hace incomprensible

Imaginarlo



X

Pero hoy noche tal vez ya sea tarde

eso tememos

y quizás te seduzca la muerte

mintiendo que el muerto soy yo

Y dejemos de esperar...

Solos o no solos.

Pues nos devora la entropía

vamos muriendo

y nos estamos resignando



XI

Llenándonos de ausencia las horas fugaron

Solos o no solos

felices o no tanto

Seguiremos acechando el horizonte

mientras nuestras almas nos intuyan...

En tanto mantengamos en los ojos

tendencia al presagio...

Y siempre que los corazones acompasen

solos o no solos

cada uno los latidos del otro



XII

Aunque esta realidad tan intensa y aleve

nos intime a disgregar el sueño

tal vez podamos

así, tan separadamente juntos

solos o no solos

rechazar la certeza inapelable

que deja sin sentido a tanta espera.




Del poemario “Amor desamorado” © 1992 Félix Acosta Fitipaldi

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