14 de diciembre de 2010

De 1970 a 2033 en 360 páginas


En Montevideo está a la venta mi novela "Ctrl-Alt-Supr reiniciar". (ISBN 978-9974-98-227-7)

Venta a nivel internacional edición en papel en Lulu (20 U$S): http://www.lulu.com/product/tapa-blanda/ctrl-alt-supr-reiniciar/14008263?productTrackingContext=search_results/search_shelf/center/1

Venta a nivel internacional edición en papel epub en Emooby (€ 4): http://www.vendingbox.net/viewprod_0c5f95ef-9e4a-fbd2-8cca-b264324de57d_5000133



Algo atípico para lo que es la habitual narrativa de nuestro suelo, refiere a la problemática del hombre en su conjunto. Se trata de una novela de ficción especulativa en la cual, partiendo del pasado reciente, la trama proyecta las consecuencias de la interacción de un trío de hackers con un portal que pregona una "Nueva civilización de bienestar y armonía".
Las convicciones juveniles son interceptadas por el azar y el extraño poder que uno de ellos adquiere tras un experimento.
En el trasfondo, el espíritu humano se debate entre los valores éticos y la supervivencia de unos pocos.

Página promocional con la introducción y capítulos: http://www.wix.com/felacos/control

Creo que he escrito la novela que me hubiese gustado leer, por eso de algún modo refleja la serie de incertidumbres que quizas a todos nos acosa.
Los espero por allí. Gracias, un abrazo.

Libreros: por pedidos: Distribuidora Gussi Libros
Precio de venta: $U 360
Entrega a domicilio en Montevideo dentro de las 48 horas, sin recargo. Enviar mail con dirección desde este blog o a la casilla tapecrom@gmail.com

1 de enero de 2010

¿Dónde vas a estar el último día de la Tierra?


Mi egoísmo, deplorable lo sé, me había mantenido apartado de la idea del famoso desastre mundial en ciernes, ese que de seguro nos mantendrá horrorizados durante los tan eternos como efímeros años que nos resta vivir.

Sin embargo una vez qué -película mediante- mi conciencia tomó real conocimiento, creí oportuno realizar un análisis del asunto.

A priori busqué algo positivo en la ocurrencia de tal suceso, cosa harto difícil, sin embargo pude rescatar al menos una, entendí que las ansias de morir de los suicidas deberían aplacarse como por arte de magia, cosa importante en un país con grandes niveles de renuncia anticipada.

Ante la inminencia del Apocalipsis la existencia para ellos debería adquirir trascendencia divina, pues si algún día habrá de terminarse el mundo un suicida en potencia renunciará a su idea para estar allí y contemplarlo.

Mirándolos con mis ojos de varón resignado a vivir toda la vida deseché de inmediato la pequeñez de mis bajones, tan mundanos y torpes, para sumarme a la angustiosa muchedumbre que se come las uñas y lamenta el fin de la humanidad.

Advertí que el cambio de polaridad de los ejes terrestres había comenzado pues mi polaridad se invirtió, tanto, que mi pesimismo devino en inquieto e inusitado optimismo; no es poca cosa ser de los pocos privilegiados, desde el primer hombre que pisó este planeta tantos siglos atrás, que tendrán chance de presenciar espectáculo semejante. Creo que ahora se entiende lo de “egoísmo”.

Desconfiado, me pareció oportuno informarme, debía estar seguro de que no me estaba seduciendo una patraña infantil, que no se trataba de otra verdad tan certera como la existencia de Papá Noel, otra historia mística y brumosa como el Santo Grial, otro mito mundialmente propagado como la farsa de Walt Disney crionizado, el tan manido como inexistente monstruo del lago Ness, o que los fumadores son los culpables de la polución atmosférica (¿Alguien ya debe haberlo dicho no?).

Meticuloso, recorrí Internet de arriba a abajo y de siniestra a diestra (al menos por estos lares así leemos ). Tuve noción intelectual del cambio climático (la corporal ya la conocía), no sólo del de nuestro tan querido y poco respetado mundo sino también del cambio climático del resto de los planetas del sistema solar, y comencé a ponerme serio.

Viajé hasta los confines de la heliosfera, esa burbuja magnética creada por el viento solar que envuelve a la familia planetaria local. Al parecer en su límite externo, que también tiene nombre: heliopausa, este viento solar se ralentiza al toparse con el altamente energético viento interestelar procedente del resto de la galaxia; en ese lugar se produce una onda de choque de gran magnitud.

La Voyager 2 anduvo por allí el 12/2004, y los científicos de la NASA suponían que lo haría muchos millones de kilómetros más lejos del sol, lo cual indicaría que la energía galáctica se nos viene encima. Según dichos datos el tamaño de la onda de choque se multiplicó por 10 en los últimos 20 años. Al tener más intensidad, las partículas externas atraviesan la heliosfera incrementando la actividad solar, lo cual altera la atmósfera, el clima y el magnetismo de todos los planetas. ¡Jodido horno microondas!

Mi preocupación creció hasta notar que esta versión ha sido adornada por teorías desmentidas luego, como la que aseguraba que el calentamiento global se debía a que el sistema solar no pertenece a la Vía Láctea sino a Sagitario, pequeña galaxia que estaba siendo fagocitada por la anterior.

Tal llamado de atención me hizo ser cauto, la pléyade de astros improvisados atiborra el firmamento virtual y separar la paja del trigo se vuelve cosa harto difícil, mas alguien curioso de su devenir puede abordarlo con interés y mesura, continuemos...

Al asunto de los vientos galácticos se sumó una doble alineación, no sólo la de varios planetas del sistema solar entre sí, sino también la de todo el sistema con el plano galáctico. Alguien más por allí, por si hiciera falta, agregó una actividad inusitada al agujero negro central de nuestra galaxia, el que ahora por ser mejor percibido nos hace caras feas... cosa menor en realidad.

Tal conjunción de indicios desalentadores lleva a pensar, y con fundados motivos, en que si la luna produce las mareas siendo tan pequeña semejante suma de atracción gravitacional meneará al mismo magma sobre el cual flotan los continentes, produciendo sin ningún tipo de efecto especial hollywoodense tales daños como los exhibidos en la película homónima al año de la catástrofe, año del Dragón, lo cual viene bien por el aliento devastador, infernal, de esas mitológicas criaturas.

Alguien nos recuerda que eventos similares ocurrieron en el pasado y para muestra se exhiben fósiles de conchas marinas halladas en las más encumbradas alturas de los Andes, el que alguna vez habría sido lecho oceánico. ¡Guau!

Otros afirman que el desastre lo provocará Nubiru, el famoso planeta Nª12, que aun no se ha descubierto pero, “se sabe”, gira en torno a una hipotética estrella negra gemela del sol.

Nubiru tiene órbita de cometa, lo cual posibilita que apenas venga de visita por estos lares cada 6.000 años. Tan elaborada está la teoría que se apoya en los primeros vestigios de escritura conocidos, los de los Sumerios, de quienes emularon la épica histórica varias civilizaciones posteriores, egipcios incluidos. Bueno, todas ellas, entre otras similitudes, recuerdan grandes desastres y un diluvio.

Un clic de mi neurona me retrotrajo a la adolescencia, cuando por los setenta leí: “El retorno de los brujos” y “La rebelión de los brujos”, de los franceses Louis Pauwels y Jacques Bergier, libros de gran auge entonces. En el primero afirmaban: “¿Por qué no pudo haber varios ciclos de evolución antes de los setenta y cinco mil años últimos? Han podido aparecer y desaparecer otras formas de Humanidad, o, más bien, otros seres dotados de pensamiento. No habrían dejado huellas visibles por nosotros, pero su recuerdo persistiría en las leyendas.”

El escenario es tan vasto y exuberante como merecería un verdadero fin del mundo, hasta los propios Mayas tuvieron la delicadeza de alertarnos... (Hoy lo hace David Wilcock de manera brillante y muy convincente, sus videos en Youtube lo demuestran)

¡Pero claro, siempre hay detractores! Sí, afirman que nadie teme que cuando cambiamos de almanaque al llegar fin de año fuera a terminarse el mundo, y que de eso se trata el calendario Maya, de una guía cósmica que nada más concluye con un giro de 26.000 años del sistema solar en torno al eje galáctico.

Y vuelvo a los franceses de los brujos, que en su segundo libro establecen: “Cuando se descubrió el método del carbono 14, hubo motivo para creer que la Arqueo­logía se convertiría en una ciencia exacta. Su per­feccionamiento permitió establecer fechas de an­tigüedad hasta cincuenta mil años atrás. Lo curio­so es que no podemos situar ningún objeto entre los veinte mil y los veinticinco mil años, mientras que podemos hacerlo antes y después. Hasta aho­ra, no se ha encontrado ninguna explicación a esta anomalía. Por lo tanto, puede suponerse que en aquel período se produjo algún suceso que modifi­có la concentración del carbono 14 en la atmósfera.”

¡Caramba, qué casualidad, apenas mil años de diferencia! ¿Es que hay algo raro?

¡Señores detractores déjennos soñar! ¿Acaso no es apasionante? El evento más espectacular de todos los tiempos, un espectáculo jamás visto por ojo humano estaría por maravillarnos...

Recordé entonces otro libro que me apasionó: “Mundos en colisión” del ruso Immanuel Velikovsky, que daba explicación científica a cuanta historia religiosa existe por más descabellada que fuera. Seguramente se equivocaba en mucho, pero eso no importa, que acertara tan sólo en una ya daba rédito. ¿Quieren conocer el origen de los asteroides? ¿Desean saber la razón por la cual Venus gira en sentido contrario al resto de los planetas? Pues consigan ese libro y luego... préstenmelo, me gustaría volver a leerlo y no se halla en ningún sitio.

Algunos se ponen nerviosos y niegan toda posibilidad real al cuco del 2012... ¡Pues bienvenidos sean! Cuanta más discusión suscite más cerca estaremos de la verdad, para eso están los misterios, para ser explorados y exclamar luego: ¡Ah, mirá lo que era!

La destrucción de hipótesis construye certezas. Quizás lo ideal en estos casos sea evitar las certidumbres, los fanatismos, el volcarse por una u otra posibilidad, eso pone en luz roja el semáforo y las ideas no circulan, todo queda como está.

Pensándolo bien comprendo que algunos no quieran esperar para verlo sin algún tipo de garantía y exijan documentación adecuada, firmada ante escribano y con la anuencia del Papa. Me encontraré entre los escépticos hasta que la tierra me engulla estrepitosamente y aceptaré con modestia haber sido demasiado exigente al pedir pruebas infalibles llegado el caso.

Hace años hizo furor el tema de los extraterrestres, para quitarse las dudas uno caminaba mirando hacia arriba hasta tener tortícolis. Un amigo insistía con su existencia y yo la negaba rotundamente, no por necio o incrédulo, sino debido a que más que él deseaba yo tener certezas sobre su presencia. ¡Viajar por el espacio! Pues sin duda habrían de invitarme... Quizás fuese demasiado cándido, sabido es que cuando chocan dos civilizaciones aunque la más avanzada no esté interesada en eclipsar a la otra al final es lo que termina ocurriendo.

El tema del 2012 es apasionante y mucho dará que hablar estos años. Se reflotarán antiguas noticias como el Proyecto Haarp, que entre otras cosas podía modificar el clima. ¿Está vigente aun? Y si modifica el clima... ¿No puede hacer nada para arreglarlo? De todo esto hay abundante menú en Internet, y cuanto aquí menciono basta anotarlo en un buscador para que una lluvia de páginas alusivas a las temáticas se abalance sobre el curioso. Luego hay que analizar y jamás tomar todo como verdad absoluta, así como cambia el mundo cambia el hombre y cambian las verdades... de eso sabemos mucho los uruguayos.

Hasta se puede indagar sobre el "latido de la tierra", esa resonancia de 7,83 hertz (resonancia Schumann) que posee el campo electromagnético de nuestro planeta. Resulta algo así como un marcapasos que acompasa a nuestro cerebro y se halla presente en todos los vertebrados. Se ha comprobado, astronautas mediante -se sentían mal en el espacio, donde no existe- que fuera de esa frecuencia biológica natural enfermamos.

Pero ocurre que a partir de los años 80 este latido se ha ido acelerando, llegando hoy a 11 según dicen unos y 13 otros, los más apurados. Semejante cambio general provocaría una aceleración en nuestro entorno y hábitos de vida, los que por ser tan paulatinos y genéricos no advertimos (si voy muy rápido avisen).

De este modo nuestro metabolismo y estructura genética se habría ido modificando, dando pie a que algunos sostengan que se debe al futuro advenimiento del hombre nuevo, un ser más espiritual y en armonía con la naturaleza. Luego de la debacle la humanidad pasaría a un nuevo estadio biológico de paz e inmanencia cósmica. Pero claro, eso no será para todos, dicen, aquellos que no alcancen la debida pureza y no estén en comunión con la naturaleza de la nueva era sucumbirán. Científicos rusos afirman que el problema de la humanidad es adaptarse al nuevo estado que va adquiriendo la tierra, no sólo por los cambios en el clima sino por los operados sobre los seres vivos y sus procesos vitales.

Datos, datos, datos... ¿Qué hay de cierto en ellos? ¿Algo, todo, mucho? La mera observación de la realidad puede aportar datos interesantes, siempre y cuando los manejemos con la discrecionalidad de nuestra presunción pero con la debida mesura y sentido común.

La realidad establece claramente que existe un cambio climático, a diario lo vemos en TV, se habla en la calle y nos rodea, pues por el simple comportamiento del clima ya no sabemos en que estación del año estamos. Eso está fuera de discusión.

Otra realidad indica que las grandes potencias no se han puesto de acuerdo en la Cumbre de Copenhague. Quienes se contentan con respuestas rápidas dirán: “Los países desarrollados no quieren detener su maquinaria consumista y en salvaguarda de sus intereses perjudican a la humanidad toda.”

Eso a mí no me conforma, y lamento que así sea pues me asusta creer lo que creo... Me pregunto: ¿Es posible ser tan mezquino e irresponsable? ¿Puede alguien ser tan tonto? ¿Es su naturaleza, como en el cuento “La rana y el escorpión”? -está en la red- No, no lo creo.

No puedo atribuir mala intención a personalidades de tamaña magnitud, creo que harían lo posible por evitar todo tipo de desastres... ¿No? Por esta vez cedámosle nuestra buena fe. ¿Entonces?

Sólo se me ocurre que no detienen las emisiones de gases efecto invernadero pues sería vano hacerlo, que ajeno al manejo humano el proceso continuaría de todos modos y de aminorar el ritmo de la maquinaria se provocarían percances, caóticos quizás, más inmediatos. Así soy de optimista, y es en ese tipo de cosas donde busco indicios. Lo que se dice todos lo sabemos, por eso prefiero auscultar qué esconden los que callan.

¡Cómo! ¿Os aburro? ¡Y yo me creía que veníamos bárbaro! Está bien, me fui por las ramas cuando sólo quería decirles que todo aquél que pueda postergue su muerte. Eso es lo que haré, y no para salvarme, ojo, es para observarlo todo mejor, creo que por primera vez se podría decir que morir vale la pena. ¿Esta mutación filosófica de mi ánimo tendrá que ver con la mejora de mi pureza espiritual? ¿Viceversa?

A tales efectos he buscado algún sitio elevado que no sea muy distante de Montevideo y me permita regresar pronto a Tapera cromática una vez que pase todo. Primero pensé en el lugar más alto del país, el Cerro Catedral, pero queda en Maldonado y la proximidad del océano me hace temer en lo breve de la diversión pues todo se limitará a horrorizarme con la altura del tsunami.

Me pareció entonces que la Meseta de Artigas, ese pintoresco barranco a orillas del río Uruguay es un hermoso lugar. Pero no lo hallé lo suficientemente alto para mi gusto, así que opté por elegir el norte de la Cuchilla de Haedo, donde se ha descubierto que una cultura del período denominado "Paleoindio" anduvo por allí hace entre 14.000 y 9.000 años, siendo las ocupaciones humanas más antiguas del continente americano.

Existen cuevas donde estos señores se refugiaron del frío del final del Pleistoceno, las cuales pueden venir bien pues no sabemos el humor del tiempecillo que nos tocará en el sorteo resultante. Creo que será un lugar adecuado para recomenzar si mi casa desaparece del mapa, y hasta es posible que alguno de los espíritus de estos ancestros me auxilien de ser necesario. Buscaré alguna confortable y fijaré mis ojos en el horizonte...

En tanto me informo sobre comidas exóticas, quizás debamos deleitarnos con exquisitos caracoles o ancas de grillo.

Así que los veo por allí, a no ser que los millones de lectores de mi blog se apiñen en adquirir localidades y cuando yo llegue no halle sitio. Sin intenciones de desalentar a los comerciantes inescrupulosos les recuerdo que luego del Apocalipsis el dinero no tendrá valor alguno. Eso... ¿No es bueno? De ser así seremos mejores, sin lugar a dudas.

¡Ah, me olvidaba! Si llegado el 2013 no ocurre nada no es para desanimarse, ya los científicos rusos de la agencia espacial Roscosmos nos aseguran que han desarrollado tecnología para salvarnos del impacto del asteroide Apophis contra la Tierra en 2036. En ese caso sí, aunque quisiera, no podré estar presente... sepan disculparme.



Advierto un cambio en mí, escucho pensamientos remotos... Díganme: ¿Qué es eso de “¡Vaya manera de iniciar el año!”? ¡Con humor y resignación, así lo empiezo! ¿Acaso hay mejor forma?