12 de septiembre de 2009

Sugerencias para bloggers nostálgicos


Naufraga en este mar de soledades desesperadas

gritando y haciendo señas a sordos y ciegos

pidiendo auxilio

reconociendo con amor o con rabia

peligros invisibles

frustrados anhelos


Sin imaginar la forma de salvarte evita correr riesgos

Pues acaso el único problema

la última esperanza

cuelga de las caricias que no están


Deja aquí tu imagen

tu historia

tus necesidades

tu alma

lo que puedas y quieras dar

Igual no importa...

La salvación no existe.


Pero si te atreves...

Si te resta porfía y supones que las palabras son del viento

no atiendas frases desalentadoras como aquellas

ni dejes de buscar en las sombras a ese monstruo fantástico:

tu sueño.


Permite que te domine el valor de volver a creer en la luz

No descartes la aventura de burlar la realidad

ofreciendo sonrisas y palabras de aliento

como única alternativa para redimir ilusiones muertas


Todo puede ocurrir mañana

porque siempre habrá alguien

desolado

extraviado

desengañado

confundido

caminante de una senda diferente

paralela

con quien rescatarás en medio del asombro

tu verdad y el infinito

23 de abril de 2009

Oxímoron oxímoronia


El hombre perfecto se casó con la mujer perfecta. Tuvieron un hijo imperfecto que contrajo enlace con una mujer imperfecta. Éstos engendraron un hijo normal que luego se uniría en matrimonio con una mujer normal. Su hijo nació loco y con la loca de la que se enamoró deliraron un hijo genio. El genio no tuvo el mínimo problema en hallar una genia con la cual casarse, y pronto concibieron un hijo imbécil. Aquél era tan imbécil que sólo por casualidad se topó con una mujer imbécil. Ambos tendrían un hijo imposible que dedicaría su vida en buscar una mujer imposible. Eran tan ancianos cuando se encontraron que apenas pudieron engendrar un dios. Luego vinimos nosotros.

9 de abril de 2009

VUELVO


Vuelvo
Como moribundo viendo amanecer
cual árbol que había perdido la primavera
mas también
como una pesadilla que no cesa

Vuelvo sin norte
y un sur extenso que me expulsa
cuando aferrarme quiero
a lo perdido

Pisando firme vuelvo
pues si hay que andar
que sea con todo

Ya no me aterra la oscuridad
ni los fantasmas que esconde
la realidad bien se ha encargado
de triturar mis miedos

Y vuelvo
estoy volviendo
sin ti
sin lo nuestro
Yo vuelvo.

2 de marzo de 2009

Leviatán


Ante el creciente crujir de la hojarasca temí que apareciera un oso enorme, un animal terrible y famélico que las sombras del bosque hubieran ocultado con su sol en retazos y ahora, despierto su apetito, avanzara en mi dirección alertado por su olfato.

Sonreí al ver pasar a mi lado una patética liebre en frenética carrera y hasta acepté, avergonzándome de mi blandura, que fuera ella quien me había sobresaltado.

Enseguida, cual desorientada flecha y sin percibir siquiera mi presencia, desfiló junto a mí un relámpago con piel de zorro que se perdió entre los disimulados recovecos del follaje.

Palpitando bajo mi camisa volvió a poseerme el temor. Respiré hondo y aferré el arma con firmeza, levanté la frente y agucé la vista.

La brisa me permitió advertir el aliento del monstruo y casi sin que lo notara su lengua ardiente me sobrevoló. Ante mis ojos se desplegó la infernal visión de sus dedos amorfos estirándose a rasguñar mi rostro y lacerar mi carne.

Su altura comenzó a oscurecer la tarde y tuve la seguridad de que los propios árboles temían. Por evitar que sus brazos me rodearan corrí, salté, rodé pendiente abajo quejándome como un guijarro.

Al estar seguro de no correr peligro, exhausto, me detuve. Aterrado y magullado pero a salvo contemplé su marcha destructiva desde el borde del lago. Jamás olvidaré aquellos tentáculos flameantes tomando prisionera la colina.

Desperté al amanecer, una llovizna triste picoteaba la arena. Donde antes prosperaba un mundo verde el monstruo había dejado olvidada su capa: sólo quedaban del bosque brunas y humeantes espinas.

10 de febrero de 2009

Y hallé una voz

Busco los tiernos momentos que he dejado en el pasado
aquellos ecos gastados, la ternura, la ansiedad...

Busco la huella inicial, el instante quebradizo,
el feliz remoto hechizo que una vez pude palpar.

La seda de su humedad, su transparente sonrisa
su figura en mi camisa, la levedad de su andar.

Busco y no puedo encontrar los vuelos de aquel vestido.
Busco el beso, sus latidos, busco una rosa y un chal.

Busco una luna y un mar y encuentro sólo una sombra,
un lamento que la nombra
que la nombra
que la nombra...

Y es mi voz, para mi mal.




Del poemario “Amor desamorado” © 1998